“Se ela alisasse o cabelo, ela [ficaria] mais bonita”: excerto de uma das apostilas da série “Só Verbos”, que podiam ser baixadas diretamente do site da Rede Brasil Cultural. Imagem: Reprodução/Globo.
Nos últimos dias, têm circulado nas redes sociais excertos de um material destinado ao ensino de português para estrangeiros disponibilizado até recentemente no site oficial da Rede Brasil Cultural, do Itamaraty.
O material, intitulado “Só Verbos: pratique os verbos III”, de autoria de Airamaia Chapina Alves (proprietária de uma escola de idiomas em São Paulo), usa afirmações de caráter sexista, racista e acusatório em relação a personalidades políticas e movimentos sociais brasileiros como base para atividades de conjugação verbal.
Algunas de las influencers que se han sindicado al ‘American Influencer Council’. Foto: American Influencer Council
Con un valor estimado cercano a los diez mil millones de euros y crecimientos anuales del 50%, la implantación y corpulencia de la industria del influencer marketing es ya una realidad indiscutible. Aunque algunos sigan tratando sin éxito de minusvalorar o ridiculizar el trabajo de estos creadores de contenido, el número de agencias de representación enfocadas a este tipo de perfiles se ha multiplicado, las marcas comerciales siguen confiándoles el grueso de sus estrategias de comunicación y las búsquedas en Google de ‘influencer marketing’ se han incrementado en un 1500% en los últimos tres años. Pero con la plena industrialización aparecen también los abusos laborales: los trabajos sin contrato, las brechas salariales o las discriminaciones por cuestiones de género, raza u orientación sexual. Para luchar contra ello, y en el contexto del movimiento Black Lives Matter, un grupo de influencers ha decidido aplicar un nuevo filtro a su trabajo: el sindical. La revolución obrera y sus ‘Instagram Class Heroes’ ya están aquí.
Nonprofits and advocacy groups signed on to an organization called Communities Against Rider Surveillance—without knowing that the ride-hail giant was involved.
Uber sued Los Angeles over rules that require the operators of scooter-share services to give data to the city. Photograph: Robyn Beck/AFP/Getty Images
In February, the outreach director for an organization called Communities Against Rider Surveillance wrote to Evan Greer. CARS wanted to know if Fight for the Future, a nonprofit digital-rights advocacy group where Greer is the deputy director, would join, and allow itself to be listed as a member of the newly formed coalition.
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